La noche con ella
Diez de la noche, mi curiosidad insatisfecha no me permite ir a descansar a la cama, todavía es temprano para dormitar. A esta hora suena el celular, es ella. Recuerdo que hemos asistido al cine en un par de ocasiones, compartiendo gratos momentos de nuestra compañía. Quizá sucedieron algunos roces de nuestras manos, quizá nuestros labios se unieron ocasionalmente en la oscuridad. ¿Es mejor abrazarse para disfrutar con mayor intensidad una película de terror? Creo que si. Me parece que su mano jugó por mis mejillas, recordándome el gozo de sentirse acariciado. Frente a la pantalla, dos personas nos confundimos en la ausencia de luz.