Amor a primera vista

Un domingo en la mañana, desperté con el deseo de escribir para ti, y mientras lo hacía, me descubrí sollozando; no sé si por tenerte o no tenerte, de alegría o de tristeza, por tu cercanía o por tu ausencia, por el pasado o por el futuro; pero sé que en el presente, mis días los comparto con la mujer de mis sueños.

No sé qué haces, pero logras que me alegre, que te extrañe, que mejore, que cambien mis días, que disfrute o que a veces sufra. Si te veo sonreír, yo sonrío; pero si están tus ojos enrojecidos, sólo quiero consolarte y compartir contigo. Hay un sol si te veo alegre, pero todo oscurece si te veo triste.

Pasear frente al mar de tu mano bajo la luna llena, rendirme en tu regazo para gozar de tu compañía, encontrar mis defectos junto a ti, o contamos nuestros secretos, aquellos que escondimos en nuestros corazones para que nadie los encontrara, son nuestras experiencias en un corto tiempo, son esas vivencias que rápidamente pueblan nuestro camino.

Sólo han pasado cuatro semanas desde que nos besamos, y ni seis desde que nos conocimos, pero estoy tan ligado a ti, que puedo sentir todo tu cariño y todo tu afecto. Si peleamos, nos reconciliamos; si hay una noche, también hay un día; si hay un flor, hay una carta; y si hay una carta, tú sonríes.

Si hay un beso en mis labios, mil caricias te devuelvo; si tengo un mensaje tuyo, mi tarde se llena con tus palabras; si quiero visitarte, me esperas con paciencia; y si queremos encontrarnos, ansiosos nos quedamos durante el día, rogando que las horas sean segundos... y cuando estamos juntos, los segundos se vuelven horas.

Al caer la tarde de este domingo, te veré y no será como un día más, pues cada 24 horas nos reinventamos, pero siempre queda lo de ayer, la esencia de lo vivido, el combustible que nos ayuda a continuar, a seguir por esta vida juntos.

Eso fue desde la primera vez, porque desde la primera vez nos amamos.